Lamentamos la pérdida
de Alicia Gillone, quien murió en Buenos Aires el 14 de septiembre luego de
sobrellevar los padecimientos de una afección que abatió sus últimos años,
contrariando un aspecto esencial de su entrega solidaria: la actividad
ininterrumpida en la defensa de los derechos humanos. Por esta lucha debió
exiliarse en la noche de la última dictadura.
A su regreso, la
democracia en recuperación la halló en lo que probablemente fue su legado más
señero para los trabajadores de la Salud
Mental. Como psiquiatra y sanitarista colaboró en el diseño e
implementación del PROSAFE, el programa que desde la
Obra Social de los Ferroviarios marcó
rumbos en una integración de la Salud Mental
que valoraba su complejidad tanto como la de la Atención Primaria
de la Salud.
Más tarde, ya en
su provincia natal de Neuquén fue
Directora de Salud Mental y legisladora provincial, funciones en las que dejó
importantes aportes en el cuidado de la salud materna e infantil y en la lucha
contra la violencia de género.
En toda su
actividad estuvo presente la jerarquización del abordaje comunitario y el
cuidado de la salud de los trabajadores.
En los últimos
años fue relevante su contribución a la problemática de las adicciones en la
perspectiva de la estrategia de reducción de daños.
Su preocupación
por lo que fue su objetivo privilegiado, el derecho a la salud, la llevó a
fundar junto a otros profesionales y trabajadores del área, la Comisión de Salud de la Asamblea Permanente por los Derechos
Humanos.
Alicia integró
como pocas la actividad superestructural de denuncia de la violación de
derechos con la habilidad para el trabajo en territorio. En los dos ámbitos
luchó por la participación y el empoderamiento popular. Éste es nuestro mejor
recuerdo de su tarea.
Lic. Cristina Gartland
Directora Departamento de Salud Mental APBA
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