En
el diario Clarín del día de la fecha ha salido una nota que ya en su título de
portada produce preocupación, cito: “Guerra entre Woody y Mia” en donde se
advierte un deslizamiento de sentido en el cual la problemática del posible
abuso del que fuera víctima la hija de Woody Allen, en realidad es un problema
de la pareja.
Esta
formas de enunciar los conflictos ligados al incesto, desvirtuando la gravedad de
lo que acontece con el abuso sexual dentro de una familia, se agrava por los
comentarios vertidos a dicho diario por una profesional de la salud mental perteneciente
a un prestigiosa Asociación Psicoanalítica. Dicha profesional manifiesta al
diario:” Mía sintió celos y furia narcisista por haber sido abandonada”;
más allá de que llama la atención que se haga una interpretación sobre una
persona que no se conoce, no deja de preocupar que otra vez nos enfrentamos al
señalamiento prejuicioso sobre las víctimas y no sobre el victimario.
Me
pregunto otra vez, como muchas personas que nos dedicamos a esta temática, si
la fama, el poder y el dinero lavan la responsabilidad del perpetrador.
¿Es
la herida narcisista o el despecho, lo que hace que una mujer acompañe a su
hija en su camino de denuncia del abuso vivido?, o en realidad es el dolor de
una madre por lo que ha pasado en su familia, que no solamente daña a la niña
incestuada, sino a todos las personas que pertenecen a esa familia, produciendo
divisiones, rencores y angustias de muy difícil elaboración.
Asistimos
una vez más a una lectura prejuiciosa acerca de las mujeres víctimas de
violencia de género y lo que es más grave por parte de profesionales que
también atienden a mujeres.
Creo
que es hora que las asociaciones profesionales realicen un profundo examen
acerca de cómo leen los sucesos ligados a la histórica violencia de genero.
Lic.
Irene Fridman
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