viernes, 24 de abril de 2015

SOBRE LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL Y LA REPRESIÓN EN EL BORDA



 

Aún hoy  encontramos  vestigios de una metodología de violencia institucional que acecha en el campo de la salud mental, como el infame suceso de represión policial acontecido en el hospital Borda el 26 de abril del 2013, en que fuimos testigos  junto a otros trabajadores y pacientes, de un increíble y dantesco espectáculo.


Una topadora gigantesca, ingresada silenciosamente de madrugada al predio del hospital por órdenes de la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, - que aún hoy sigue justificando el hecho negando responsabilidad -, arrasaba con un antiguo edifico  en el que funcionaba el denominado Taller Protegido 19, a pesar del amparo judicial ante la anunciada demolición, resistida y denunciada por trabajadores.

Lo más sorprendente de dicho suceso fueron las condiciones de “protección” para llevar a cabo la destrucción del  edificio del Taller protegido  vallado a su alrededor:  de golpe y a primera hora de la mañana fue rodeado por trescientos efectivos policiales de la  metropolitana y de  grupos especiales de infantería, quienes en un calculado operativo sorpresa, reprimieron ferozmente a quienes desconcertados, algunos  en la potenciada perplejidad e íntima desolación vinculada a   las voces que lo afectaban,  intentaron resistir  semejante atropello, como el joven paciente que se encontraba internado en el servicio a nuestro cargo, y salía a realizar caminatas por el parque antes del desayuno, que esa mañana avisó con intensa angustia de la presencia del personal policial.

 Operativo sin precedentes en un hospital público, dirigido a pacientes, profesionales, trabajadores, familiares, periodistas, legisladores, que se hallaban en el parque o se fueron acercando  al enterarse de semejante atropello. Cerca de cincuenta  personas resultaron heridas por balas de goma, dirigidas a corta distancia sobre los cuerpos,  muchas otras afectadas anímicamente, por el impacto subjetivo de dicho acto.

Acontecimiento que instala en la política actual de salud mental de la ciudad de Buenos Aires, el terror como modus operandi represivo,  junto al desmantelamiento de un espacio público, para un proyecto mega inmobiliario. 
 
Un año antes, el 26 de abril del 2012, se realizaba una asamblea en el teatro  del hospital con masiva presencia de trabajadores, a fin de discutir la propuesta solicitada por la vice jefa de gobierno de cerrar un acuerdo  para la construcción del anunciado “Centro Cívico”  a cambio de reacondicionar el edificio hospitalario, con la firma de  representantes gremiales junto al director del hospital. Por amplia mayoría y  con  voto a mano alzada la asamblea se pronunció por el no a dicho planteo.

A un año de ese acontecimiento, la metodología amenazante, sorpresiva y represiva,  implementada  por el Gobierno de la Ciudad, a pesar de la medida cautelar,   con la destrucción en forma  impuesta de dicho edificio ante las trabajadores que implementaron  acciones de protesta y fueron luego sancionados,  muestra la insistencia del ejercicio cínico de un poder deshumanizado e insensible,  que nos recuerda aquel que creíamos superado.  Ejemplo del  recrudecimiento en la Ciudad de Buenos Aires de políticas en salud mental violentas y violatorias de derechos, que incumplen con las leyes de salud mental, como el desmantelamiento de programas y servicios, los obstáculos al ejercicio de cargos de conducción a psicólogos, la no habilitación de camas para internaciones breves en salud mental en hospitales generales, la no dotación de recursos y de  dispositivos que favorezcan externaciones,  como hospitales de día, casas de medio camino, emprendimientos sociolaborales y culturales, o nuevos centros de salud mental barriales.
                                                                                                                  Cristina Gartland.  
Vicepresidenta de APBA

Fragmento del trabajo expuesto en  la mesa “Salud Mental y Derechos Humanos” el 8 de agosto del 2013 en la sede de APDH, organizada por la APBA con motivo del Día del Psicólogo víctima de terrorismo de estado.

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