APBA cumple 52 años de existencia hoy 10 de noviembre, y a lo largo de estos años se ha consolidado como una alternativa entre las entidades, organizaciones e instituciones que promueven la práctica, intervención, formación, investigación y enseñanza de la psicología en la CABA, en un abanico de posibilidades y ofertas que alude a la existencia de una fragmentación.
Es una alternativa que se ha hecho de sueños y realidades, aquellos que movieron a los primeros egresados y a algunos estudiantes, a fundar la Asociación en 1962 precisamente, porque estaban en la creencia que era imprescindible la construcción de un espacio y presencia institucional a partir de generar un proyecto común que permitiera la búsqueda de la identidad profesional, que fuera a consolidarnos como ejecutores de una ciencia, de una psicología con todos y para el bien de todos.
No obstante, venimos enfrentando tiempos difíciles desde entonces. Vinieron los tiempos oscuros de la dictadura, pero también vinieron en el país las leyes de ejercicio, los momentos de crecimientos de las asociaciones primero y de los colegios de ley después con la llegada de la democracia quedando la CABA con la deuda pendiente para con los psicólogos y las psicólogas y la sociedad misma de tener una colegiación legal, deuda de difícil solución cada vez más.
La realidad compleja en la CABA se vislumbra como un presente con inequidades. Los avances de una política centrada en los derechos humanos, no como entelequia sino como un enfoque que da cuenta de los derechos constitucionales, se ven seriamente trastocados por la vigencia del individualismo y resabios del neoliberalismo, en esta Ciudad.
Enfrentamos un proceso de regresión en la disponibilidad de los recursos del Estado por parte de los ciudadanos, profundizado la presencia de politicas públicas que lejos de ir a favor de las necesidades en el área salud y educación principalmente, ponen en tela de juicio el acceso a la justicia como derecho humano.
No podemos cerrar los ojos y los oídos ante el cierre de servicios, frente al ataque como el del Borda, al achicamiento en el presupuesto, el desabastecimiento de insumos en los hospitales y centros de salud porteños, la falta de designaciones de profesionales , etc. que expresan la política de desatender lo público de la salud. Ni qué decir del incumplimiento de las leyes de salud mental…, y la ausencia de pensar en la posibilidad de un Organo de Revisión local.
De manera que el compromiso social que tenemos para con la sociedad y comunidad de la CABA, no es otro que generar propuestas, proyectos y acciones que permitan cuestionar y revertir las consecuencias de esta somera descripción que a mi entender, impacta en el bienestar psicológico y social e inciden en las situaciones que se pueden denominar como de violencia en todas sus formas.
Podemos hacerlo desde cada lugar de trabajo que tengamos, y fundamentalmente, desde las instituciones. Junto con el otro, con mi par, no construyendo discursos corporativistas sino con el discurso del encuentro que ofrece y favorece las instituciones profesionales.
Por esto y muchas cosas más, esperamos a los más jóvenes que sigan el camino de quienes en 1962 creyeron en la utopía del crecimiento y representatividad de los psicólogos y psicólogas de la CABA.
(Parte de las palabras de apertura del XIV Congreso Metropolitano)
CABA, noviembre 10 de 2014
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