Linchamiento
y Violencia de Género
Lic.
Irene Fridman
En
estos días asistimos tristemente a sucesos en nuestra patria que conmueven y
producen estupor.
La agresión
hasta la muerte a manos de personas de un posible ladrón en Rosario espanta.
Mucho
más espanta el coro de voces que en algunos casos justificaron descaradamente
este asesinato, como así también el fogoneo de esta actitud para que vuelva a
producirse. El horroroso argumento es la inseguridad y “el hartazgo de la
gente”
Ahora
bien, las mujeres venimos siendo víctimas de violencia desde épocas
inmemoriales, este padecer ¿justificaría que hagamos lo que erróneamente se ha
dado en llamar “justicia por mano propia”?
Quien
enuncia tan alegremente que “quien las hace las paga” ¿justificaría que las
mujeres linchemos a nuestros agresores? Quienes alegan que es la ausencia del
Estado y la justicia lo que lleva a grupos de personas a matar ¿apoyarían que
las mujeres salgamos a la calle armadas y ante la primera acción abusiva sobre
nuestros cuerpos empezáramos a disparar?
La
violencia doméstica, el feminicidio, el abuso sexual, las violaciones, los
secuestros con fin de trata de personas, ¿son violencias muy distintas a las
que está sufriendo la población en general? Existe algún violentometro que
permita avalar que en un tipo de violencia es más justificable la respuesta
homicida que en otra?
Es desde este lugar que surge una pregunta
¿porque las mujeres no nos hemos dejado llevar por el hartazgo para resolver el
padecimiento sufrido?
Si
hay algo que ha distinguido al feminismo en su proceso histórico de cambio de
la condición opresiva y violenta que han padecido las mujeres dentro de la
estructura patriarcal y que todavía padecen, es su carácter pacifista, a
diferencia de otros procesos de cambio social a pesar de las innumerables
victimas a manos de sus agresores. La ética feminista ha permitido ir
instalando consensos en las poblaciones para que las legalidades que sancionan
la violencia se instauren en un proceso de cambio de mentalidades y de fuerte crítica
a la violencia ejercida.
Quizás
este es uno de los caminos que todos los analistas sociales y políticos que han
alzados sus voces muy disimuladamente alentando la violencia en masa, hablando
de “ecuaciones que llevan al linchamiento” podrían mirar.
Las
mujeres estamos tan hartas como la población en general de la violencia
padecida pero nunca se ha escuchado una voz que proponga el homicidio como
correctivo o como salida.
Sí,
nos ha movido la necesidad un cambio pacífico, a través de la educación y de la
instauración de marcos legales de sanción a los agresores que quizás sea
insatisfactorio por el tiempo que demanda, que obviamente lleva más tiempo del
que nos gustaría, que mientras se produce ese cambio hay víctimas, pero nunca en
la historia del feminismo se ha enunciado que la salida para la histórica
violencia que padecemos las mujeres sea la
(in)justicia por mano propia.
LIC. IRENE FRIDMAN
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